La Pinacoteca oferta desde hoy dos salas dedicadas a Manuel Colmeiro y a la pintura europea antigüa
La Pinacoteca Municipal "Francisco Fernández de él Riego", sita en la calle Abeleira Menéndez nº 8, oferta desde hoy dos salas dedicadas por un lado al pintor Manuel Colmeiro, con una exposición comisariada por Carlos L. Bernárdez, y otra a la pintura europea antigüa, compuesta por los fondos más antigüos de las colecciones municipales de arte (el Legado Policarpo Sanz y el depósito del Museo Nacional del Prado). Ambas exposiciones estarán situadas en la planta baja.
Manuel Colmeiro (Chapa, Silleda, 1901-Salvaterra de Miño, 1999) fue una figura fundamental de la pintura gallega. Desde los años veinte su trabajo inside en el movimiento renovador de la arte gallega conocido cómo Os Novos. Su obra es deudora de la vanguardia internacional y crea una figuración inspirada en elementos de la tradición popular, atendiendo también a temas como el paisaje o la esceas de contenido social.En sus primeras obras utiliza una paleta sobria, con figuras estáticas y cierto aire primitivista, en que se evita la individualización de las faces, dotando el cuadro de un aspecto escultórico; he ahí óleos como Vagón (1930). En esta altura su obra evidencia su valor testimonial, tratando las figuras – anónimas y populares-, como Campesina (1934), de una manera que las convierte en iconos por medio de las que el pintor proyecta su mirada comprometida sobre una sociedad en plena lucha por su transformación.
Sus paisajes son básicamente humanizadas, vividas desde la procura de una identificación plena con el medio en el que se mora. Somete los motivos de la tradición de la pintura de paisaje gallego anterior (paisaje rural con labradores) a un proceso de estilización (Faenas del campo, 1934), producto de la contemplación estética de la realidad, creando ritmos curvilíneos de contenido dinamista (Paisaje, 1934). El pintor desarrolla en varios núcleos temáticos iconos poderosos que reflejan su hondura tecnológica: labradores en sus labores agrarias; maternidades como diosas-madre (Maternidad, 1939)... que esconden un sentido subterráneo y hasta dramático, modelos femeninos con ese carácter de emblemas de la mujer labradora que le permiten construir unos valores y referencias genéricas de matriz alegórica.
En el exilio, tras la Guerra Civil, Colmeiro construye un lenguaje pictórico de un fuerte lirismo, en la que la evocación del mundo gallego es una constante. El recuerdo y el sueño con la tierra distante pasan a un primer plano. Su pintura es una manera de reencuentro, pero también una manera de permanente análisis y depuración formal, que alcanza un logrado equilibrio, como en Mujer con jarrón (que. 1956-60). La pintura madura de Colmeiro mantiene sus principios figurativos y los mismos motivos temáticos, que constituyen auténticas series, como es el caso de las "Panaderas" y las "Romerías". Le da una mayor primacía a los valores cromáticos y lumínicos y regresa a su paisaje natal y nutricia. Es una pintura que torna constantemente a las fuentes más profundas de las sensaciones auténticas de la vida.
En el tocante a la pintura europea antigüa, la muestra, bajo la denominación "Naturaleza muerta, naturaleza viva", presenta una selección de obras de bodegón y paisaje realizadas en las principales escuelas europeas durante los siglos XVII, XVIII y XIX. En el recorrido de la exposición se puede observar tanto el diferente enfoque que cada nacionalidad hace de estos temas como aprezar la evolución de ambos géneros en este período principal de la historia de la arte en el que la naturaleza pasa a un primer plano y se convierte en tema predilecto del artista. De este modo podemos contrastar la minuciosidad de holandeses o flamencos en la representación de bodegones y jarrones (Eliaerst, Heda, Van Pol, Hondecoeter) frente a la monumentalidad clasicista de la escuela italiana (Anónimo s. XVII); el valorar como el paisaje pasa de ser un simple paño de fondo en el que se desarrolla una representación (Van Nieuland, Momers) hasta alcanzar valor de ser, como objeto de estudio o contemplación, mismo espejo del sentimiento del artista (Van diere Meer II, Claudio de Lorena (copia de Estrada), Bruandet). La muestra está comisariada por José Ballesta, director del Museo Municipal de Vigo "Quiñones de León".
En las plantas 1ª, 2ª y 3ª se concentrará la exposición general de arte gallega contemporánea "El hermoso rostro del país", comisariada por Carlos L. Bernárdez. El objetivo de la muestra es evidenciare, desde la colección de arte gallega del Ayuntamiento de Vigo, el desarrollo de la imagen pictórica gallega, desde la primera mitad del siglo XIX hasta finales del siglo XX, entendiendo este fenómeno enmarcado en su contexto nacional más también como un trozo de la tradición cultural europea producida en un país que posee una singularidad histórica marcada, dentro de la que se proyectan las grandes corrientes artísticas de la Europa Occidental no como inevitable consecuencia de nuestra situación geográfica sino por una voluntad de procurada conexión con las corrientes internacionales y en sintonía con una parte de las mismas que tienen en los factores sociales e identitarios algunas de sus características
más singulares.
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Sus paisajes son básicamente humanizadas, vividas desde la procura de una identificación plena con el medio en el que se mora. Somete los motivos de la tradición de la pintura de paisaje gallego anterior (paisaje rural con labradores) a un proceso de estilización (Faenas del campo, 1934), producto de la contemplación estética de la realidad, creando ritmos curvilíneos de contenido dinamista (Paisaje, 1934). El pintor desarrolla en varios núcleos temáticos iconos poderosos que reflejan su hondura tecnológica: labradores en sus labores agrarias; maternidades como diosas-madre (Maternidad, 1939)... que esconden un sentido subterráneo y hasta dramático, modelos femeninos con ese carácter de emblemas de la mujer labradora que le permiten construir unos valores y referencias genéricas de matriz alegórica.
En el exilio, tras la Guerra Civil, Colmeiro construye un lenguaje pictórico de un fuerte lirismo, en la que la evocación del mundo gallego es una constante. El recuerdo y el sueño con la tierra distante pasan a un primer plano. Su pintura es una manera de reencuentro, pero también una manera de permanente análisis y depuración formal, que alcanza un logrado equilibrio, como en Mujer con jarrón (que. 1956-60). La pintura madura de Colmeiro mantiene sus principios figurativos y los mismos motivos temáticos, que constituyen auténticas series, como es el caso de las "Panaderas" y las "Romerías". Le da una mayor primacía a los valores cromáticos y lumínicos y regresa a su paisaje natal y nutricia. Es una pintura que torna constantemente a las fuentes más profundas de las sensaciones auténticas de la vida.
En el tocante a la pintura europea antigüa, la muestra, bajo la denominación "Naturaleza muerta, naturaleza viva", presenta una selección de obras de bodegón y paisaje realizadas en las principales escuelas europeas durante los siglos XVII, XVIII y XIX. En el recorrido de la exposición se puede observar tanto el diferente enfoque que cada nacionalidad hace de estos temas como aprezar la evolución de ambos géneros en este período principal de la historia de la arte en el que la naturaleza pasa a un primer plano y se convierte en tema predilecto del artista. De este modo podemos contrastar la minuciosidad de holandeses o flamencos en la representación de bodegones y jarrones (Eliaerst, Heda, Van Pol, Hondecoeter) frente a la monumentalidad clasicista de la escuela italiana (Anónimo s. XVII); el valorar como el paisaje pasa de ser un simple paño de fondo en el que se desarrolla una representación (Van Nieuland, Momers) hasta alcanzar valor de ser, como objeto de estudio o contemplación, mismo espejo del sentimiento del artista (Van diere Meer II, Claudio de Lorena (copia de Estrada), Bruandet). La muestra está comisariada por José Ballesta, director del Museo Municipal de Vigo "Quiñones de León".
En las plantas 1ª, 2ª y 3ª se concentrará la exposición general de arte gallega contemporánea "El hermoso rostro del país", comisariada por Carlos L. Bernárdez. El objetivo de la muestra es evidenciare, desde la colección de arte gallega del Ayuntamiento de Vigo, el desarrollo de la imagen pictórica gallega, desde la primera mitad del siglo XIX hasta finales del siglo XX, entendiendo este fenómeno enmarcado en su contexto nacional más también como un trozo de la tradición cultural europea producida en un país que posee una singularidad histórica marcada, dentro de la que se proyectan las grandes corrientes artísticas de la Europa Occidental no como inevitable consecuencia de nuestra situación geográfica sino por una voluntad de procurada conexión con las corrientes internacionales y en sintonía con una parte de las mismas que tienen en los factores sociales e identitarios algunas de sus características
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