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La Plaza de la Independencia será el viernes el escenario de la última representación de la Reconquista en los barrios

Una docena de actores harán el viernes, 27 de marzo, en la Plaza de la Independencia, a partir de las 17:00 horas, la última representación de los hechos ocurridos hace doscientos años, con motivo del bicentenario de la Reconquista de Vigo. Organizada por la Tenencia de Alcaldía, la Reconquista en los barrios fue una iniciativa para acercar a Bouzas, Teis, El Calvario, Camelias y Montero Ríos, distintos avatares de la lucha de los vigueses y viguesas contra los franceses.

xoves, 26 mar 2009
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La acción en la puerta de la Laxe, por la que van saliendo los franceses, será el eje de la última representación. Chalot entrega a Morillo las llaves de la ciudad y la capitulación firmada. Tras él, parten los soldados de Napoleón, derrotados, temiendo la ira de los vigueses tras dos meses de crímenes y abusos en la villa. Las noticias de la llegada de refuerzos desde Tui preocupan un poco, pero pronto se sabe que la victoria es total, y que los galos huyen hacia la capital provincial. La victoria es total. ES la victoria de todos, del pueblo vigués.

El amanecer del 28 de marzo fue festivo. Pero no hubo apenas tiempo para celebraciones. Poco después de confirmada la rendición, Morillo recibió noticias de que una fuerte columna de soldados llegaba desde Tui en auxilio de la guarnición de Chalot. Se trataba de la fuerza de 600 soldados, al mando del comandante Chapuzet, que había sido enviada por el general Lamartinière, quizás después de recibir un mensaje de auxilio desde Vigo, en caso de que prosperara aquella misión por mar de la que informaban los agentes vigueses días atrás.

Después de la heróica gesta de Cachamuina y consumada la derrota, la Reconquista estaba hecha. Pero no quedaría aquí. Los valientes vigueses acudirían luego a reforzar el cerco de Tui, retomar la capital provincial y, finalmente, terminar venciendo al mariscal Ney en Puente Sampaio, para certificar la expulsión permanente de Napoleón de Galicia, apenas seis meses después de entrar, quizás cargados de razón, sí, pero queriéndola imponer a sangre y fuego. No hay pueblo, ni entonces, ni ahora, que quiera o pueda aceptar tal cosa.
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