La Casa Galega da Cultura presenta las "Afinidades Selectivas" de nueve artistas contemporáneos
La Casa Galega da Cultura ofrece a partir de este jueves la exposición "Afinidades Selectivas", fundamentada, básicamente, en un intercambio de afinidades entre profesores, alumnos y ex-alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra. Los nueve artistas así reunidos buscan con esta muestra un contexto creativo predispuesto a salir de su ensimismamiento, para mezclarse en un espacio deseoso de ser percibido de manera no habitual.
Incluso siendo la lectura de las "Afinidades Electivas" de Goethe anterior, resulta casi imposible olvidar el papel de la abnegada Charlotte, interpretado magistralmente por Isabelle Huppert, en la película de los hermanos Taviani. Charlotte ya será para siempre jamás en el imaginario de muchos Isabelle Huppert. La pieza literaria escrita por Goethe en un período de madurez y de un cierto desencanto producido por los duros avatares de la existencia, constituye una inteligente reflexión sobre el conflicto surgido entre el amor matrimonial, institucionalizado, y la pasión descontrolada y desbordante: una afinidad mayor rompe con una fuerza irresistible una unión en apariencia indestructible.
El proyecto expositivo que la Concejalía de Cultura y el Vicerrectorado de Extensión Cultural y Estudiantes presentan para la Casa Galega da Cultura cuenta con la participación de un conjunto de artistas que han entendido como un reto emocionante la posibilidad de transformar un espacio difícil –situado en una zona privilegiada del Casco Vello de Vigo- en una alternativa a los distintos contenedores artísticos desparramados por la ciudad. A tal fin, independientemente de la aportación de las narrativas individuales, en la consolidación de este proyecto subyace un deseo de integrar naturalmente la Casa Galega da Cultura en un itinerario en el que también es posible disfrutar de la contemplación del arte contemporáneo.
El entendimiento de las propuestas debe hacerse no tanto desde un punto de vista individual como desde el deseo sincero de fusionar puntos de vista creativos complementarios, afinidades electivas, en suma, buscadas premeditadamente por todos los participantes en el evento. Así, Marina Nuñez y Victoria Diehl nos hablan de mutaciones genéticas -iris que se multiplican en el caso de Marina y estatuas que cobran vida a través de la mirada en el caso de Victoria-, de una realidad de ciencia ficción que sale de las pantallas de cine para volverse cada vez más próxima. La creencia ciega en el progreso del proyecto moderno deja paso a la incertidumbre de un futuro que se percibe tan esperanzador como inquietante.
Cristian Carvalho y Pablo Orza lo han tenido claro a la hora de seleccionar a Xoan Anleo. No sólo comparten el interés por el vídeo como soporte creativo, sino la necesidad de narrar situaciones que, como es el caso, recurren a la ironía para cuestionar un sistema artístico lleno de situaciones contradictorias. La instalación de las videoproyecciones en un lugar de paso que comunica los dos accesos al recinto subraya la intencionalidad de las piezas, en consonancia con la curiosidad de un público que suele exceder los límites de la propia sala busca de algo más que ver.
La manipulación de determinados fragmentos de la sala de exposiciones –las ventanas de la fachada principal y el hall de cristal de la entrada- caracterizan el trabajo de Coral Martínez y Juan Carlos Meana. Su intervención, con un componente claramente arquitectónico, condicionará absolutamente la apreciación del espacio expositivo, creando una atmósfera envolvente que será clave en la percepción global del conjunto de las obras. Los símbolos utilizados habitualmente por Meana, con su carga ideológica hábilmente desideologizada, tienen el contrapunto perfecto en la intervención de Coral, consciente de la dificultad de habitar un mundo sediento de utopías.
Nono Bandera albergaba un deseo secreto: trabajar con el Pelucas. Las propuestas de ambos tienen más puntos en común de lo que a primera vista podría parecer. Bien sea manipulando pinturas anónimas –Nono- para introducir en ellas iconografías irreverentes, o trasformando –Pelucas- espacios urbanos marginales en algo hermoso de contemplar, en ambos artistas prevalece la misma actitud inconformista contra las ideas convencionales. Pelucas creará un escenario que servirá de soporte interactivo a las pinturas de Nono.
Fue un científico sueco, Tobern Bergmann, el primero en hablar, allá por el 1775, de afinidades electivas -De attractionibus Electivis-. Lo que hizo Goethe fue convertir un asunto científico -según Bergmann dos elementos químicos fuertemente unidos pueden llegar a disociarse por la presencia de un tercero que ejerce una mayor afinidad que la ejercida en la primera combinación- en un tema literario en el que profundizaba, como sólo el autor sabe hacerlo, en las relaciones entre los sexos. El carácter curioso y visionario de Goethe le llevó a publicar una teoría sobre los colores en un momento en el que estos no tenían absolutamente ninguna importancia en el proceso creativo, adelantándose así a las corrientes expresionistas de comienzos de siglo.
En una de las páginas del libro, Eduard –en una conversación a tres, con Charlotte y el Capitán- afirma lo siguiente: "Y esta relación será distinta según las diferencias de los seres. Unas veces se encontrarán como amigos y viejos conocidos que rápidamente se unen y juntan sin alterarse unos a otros, lo mismo que se mezclan el agua y el vino. Sin embargo, otros se obstinarán en permanecer extraños, sin posibilidades de unión ni aún mezclándolos o frotándolos por medios mecánicos, lo mismo que el agua y el aceite después de agitados tienden al instante a separarse de nuevo". Este último ejemplo está más próximo a lo que sucede con las afinidades aquí presentadas. Afinidades a las que, para destacar la premeditación, se les añade una ese, porque en este juego a muchas bandas ha habido un proceso previo de selección. Puede que no se trate de una historia de amor. Pero está muy próxima.
"Afinidadades Selectivas" se inaugura este jueves a las 20.00 horas y permanecerá en la Casa Galega da Cultura hasta el 4 de noviembre, en los siguientes horarios: de lunes a viernes, de 18.00 a 21.30 horas; los sábados, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.30 horas, y los domingos y festivos, de 11.00 a 14.00 horas.
El proyecto expositivo que la Concejalía de Cultura y el Vicerrectorado de Extensión Cultural y Estudiantes presentan para la Casa Galega da Cultura cuenta con la participación de un conjunto de artistas que han entendido como un reto emocionante la posibilidad de transformar un espacio difícil –situado en una zona privilegiada del Casco Vello de Vigo- en una alternativa a los distintos contenedores artísticos desparramados por la ciudad. A tal fin, independientemente de la aportación de las narrativas individuales, en la consolidación de este proyecto subyace un deseo de integrar naturalmente la Casa Galega da Cultura en un itinerario en el que también es posible disfrutar de la contemplación del arte contemporáneo.
El entendimiento de las propuestas debe hacerse no tanto desde un punto de vista individual como desde el deseo sincero de fusionar puntos de vista creativos complementarios, afinidades electivas, en suma, buscadas premeditadamente por todos los participantes en el evento. Así, Marina Nuñez y Victoria Diehl nos hablan de mutaciones genéticas -iris que se multiplican en el caso de Marina y estatuas que cobran vida a través de la mirada en el caso de Victoria-, de una realidad de ciencia ficción que sale de las pantallas de cine para volverse cada vez más próxima. La creencia ciega en el progreso del proyecto moderno deja paso a la incertidumbre de un futuro que se percibe tan esperanzador como inquietante.
Cristian Carvalho y Pablo Orza lo han tenido claro a la hora de seleccionar a Xoan Anleo. No sólo comparten el interés por el vídeo como soporte creativo, sino la necesidad de narrar situaciones que, como es el caso, recurren a la ironía para cuestionar un sistema artístico lleno de situaciones contradictorias. La instalación de las videoproyecciones en un lugar de paso que comunica los dos accesos al recinto subraya la intencionalidad de las piezas, en consonancia con la curiosidad de un público que suele exceder los límites de la propia sala busca de algo más que ver.
La manipulación de determinados fragmentos de la sala de exposiciones –las ventanas de la fachada principal y el hall de cristal de la entrada- caracterizan el trabajo de Coral Martínez y Juan Carlos Meana. Su intervención, con un componente claramente arquitectónico, condicionará absolutamente la apreciación del espacio expositivo, creando una atmósfera envolvente que será clave en la percepción global del conjunto de las obras. Los símbolos utilizados habitualmente por Meana, con su carga ideológica hábilmente desideologizada, tienen el contrapunto perfecto en la intervención de Coral, consciente de la dificultad de habitar un mundo sediento de utopías.
Nono Bandera albergaba un deseo secreto: trabajar con el Pelucas. Las propuestas de ambos tienen más puntos en común de lo que a primera vista podría parecer. Bien sea manipulando pinturas anónimas –Nono- para introducir en ellas iconografías irreverentes, o trasformando –Pelucas- espacios urbanos marginales en algo hermoso de contemplar, en ambos artistas prevalece la misma actitud inconformista contra las ideas convencionales. Pelucas creará un escenario que servirá de soporte interactivo a las pinturas de Nono.
Fue un científico sueco, Tobern Bergmann, el primero en hablar, allá por el 1775, de afinidades electivas -De attractionibus Electivis-. Lo que hizo Goethe fue convertir un asunto científico -según Bergmann dos elementos químicos fuertemente unidos pueden llegar a disociarse por la presencia de un tercero que ejerce una mayor afinidad que la ejercida en la primera combinación- en un tema literario en el que profundizaba, como sólo el autor sabe hacerlo, en las relaciones entre los sexos. El carácter curioso y visionario de Goethe le llevó a publicar una teoría sobre los colores en un momento en el que estos no tenían absolutamente ninguna importancia en el proceso creativo, adelantándose así a las corrientes expresionistas de comienzos de siglo.
En una de las páginas del libro, Eduard –en una conversación a tres, con Charlotte y el Capitán- afirma lo siguiente: "Y esta relación será distinta según las diferencias de los seres. Unas veces se encontrarán como amigos y viejos conocidos que rápidamente se unen y juntan sin alterarse unos a otros, lo mismo que se mezclan el agua y el vino. Sin embargo, otros se obstinarán en permanecer extraños, sin posibilidades de unión ni aún mezclándolos o frotándolos por medios mecánicos, lo mismo que el agua y el aceite después de agitados tienden al instante a separarse de nuevo". Este último ejemplo está más próximo a lo que sucede con las afinidades aquí presentadas. Afinidades a las que, para destacar la premeditación, se les añade una ese, porque en este juego a muchas bandas ha habido un proceso previo de selección. Puede que no se trate de una historia de amor. Pero está muy próxima.
"Afinidadades Selectivas" se inaugura este jueves a las 20.00 horas y permanecerá en la Casa Galega da Cultura hasta el 4 de noviembre, en los siguientes horarios: de lunes a viernes, de 18.00 a 21.30 horas; los sábados, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.30 horas, y los domingos y festivos, de 11.00 a 14.00 horas.