Escoitar

Mar Vicente busca nuevas dimensiones para la pintura en la Fundación Laxeiro

Mar Vicente, ganadora de la Beca Feirma 2006, expone hasta el 17 de junio en la Fundación Laxeiro su proyecto "Reflexo de superficies", una propuesta de redefinición de la pintura más allá de parámetros como la bidimensionalidad, los límites físicos del soporte y la preponderancia del elemento óptico.

martes, 20 mar 2007
1174394915marvicenteescaleradepared.jpg
Escalera de pared, 2006
En esta exposición, Mar Vicente (Valadouro, Lugo, 1979) emplea criterios de expansibilidad para trascender el espacio físico del "cuadro" y superar la tradicional presentación frontal de las obras. Para mostrar esta idea, Mar Vicente utiliza conceptos herederos de la tradición minimalista, como la reducción de los recursos expresivos y la utilización del espacio como articulador del conjunto de la exposición, usando la tridimensionalidad como elemento expresivo de una obra que, sin embargo, sigue siendo eminentemente pictórica.

Con este proyecto, la artista ganó la Beca Feirma – Fundación Laxeiro a la creación artística en su edición de 2006, dotada con 3.000 euros más 3.000 euros para producción de obra, la edición de un catálogo retrospectivo y la exhibición del proyecto, dentro de la programación de exposiciones temporales de la Fundación Laxeiro en Vigo y la Fundación Feima en Madrid.

"Reflexo de superficies" es la primera exposición individual de Mar Vicente, la primera oportunidad de trabajar todo el espacio expositivo en función únicamente de su propuesta y ahondar así en los parámetros que rigen su pensamiento artístico, para lo cual la interrelación entre las distintas piezas juega un papel fundamental.

El proyecto parte de la forma de entender el color como luz y el espacio expositivo como parte de la propuesta. La pared se convierte así en un soporte más, sobre el que se proyecta el color. Su textura interacciona con las texturas de cada pieza. Si estos conceptos nos remiten automáticamente a parámetros del Minimalismo, no acontece lo mismo con la intención de huella manual que la artista pretende dejar en cada pieza.

La idea de "cuadro", en vez de ser negada, se replantea, generando una interesante tensión entre la aparente frialdad de una obra articulada a partir de superficies geométricas, monocromas y regulares, sin ninguna concesión a la representación ni al gesto; y unos acabados que, en una mirada más atenta, nos revelan una minuciosa manualidad en la que, sorprendentemente, tiene cabida el error, la imperfección y la huella del manipulado de la artista.

Las texturas cobran aquí importancia, razón por la que Mar Vicente insiste en utilizar el lienzo para trabajar el color en casi todas las piezas, en vez de decantarse por superficies ya fabricadas y/o menos texturadas. La superficie de la tela pintada también le permite jugar con diferentes calidades táctiles que, inevitablemente, nos sitúan entre lo pictórico y lo escultórico. El volumen y el tacto pasan de esta forma, a jugar un papel perceptivo importante.

La obra

Estos planteamientos se materializan en piezas sorprendentes como la titulada "Cajón", una pieza de suelo, formada por dos cubos (uno contiene al otro) en los que se contraponen las texturas de la tela y el metacrilato y cada cubo intercambia sus colores y tiñe, por medio del reflejo, el espacio que lo rodea. O la titulada "Escalera de pared", compuesta por una serie de módulos colocados de manera escalonada donde se va reflejando el color en cada una de las superficies del escalón del módulo seguiente, dejando así de ser blanco para adquirir diferentes calidades cromáticas.

"Neón" es otra ingeniosa pieza, compuesta por una cara de pintura monocroma sobre lienzo y, por otra, de imagen fotográfica. Los módulos anclados en la pared perpendicularmente (de manera vertical), nos desorientan en la observación frontal, y nos van descubriendo interesantes juegos de reflejos cromáticos entre ellos y sobre la pared, o relaciones de imágenes fotográficas, la medida que vamos abandoando la visión frontal de la obra.

Destaca también una pieza de vídeo, presentada en pantalla plana sobre pared, en la que se muestra el proceso de instalación en sala de la ya mencionada "Escalera de pared", mediante la sucesión de fotogramas de las fases del montaje modular, en un paradójico juego de exhibición/ocultación del proceso: en cada fotograma se muestra el progresivo montaje de la pieza, por medio de la adición de un módulo tras otro. Al mismo tiempo se oculta toda intervención humana y todo rastro del proceso de construcción, componiendo un sugestivo juego compositivo.

La artista y sus referencias

Mar Vicente es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Vigo y en su corta trayectoria ha sido artista invitada en "Kultur Modell" (Passau, Alemania); becaria en "Kaldarte" (Pontevedra), 2º Premio en la II edición del "Premio de artes plásticas Conxemar"; Mención de honra en el "VII Premio Joven 2004, Artes plásticas", convocado por la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid; seleccionada en "Novos Valores", de la Deputación de Pontevedra; Beca "Fundación Talens España" y artista invitada en el programa "Residentes" de la Xunta de Galicia.

En el trabajo de Mar Vicente son inevitables las referencias a nombres clásicos del Minimalismo como Donald Judd, Dan Flavin y Sol LeWitt y, en un nivel más teórico que visual, Robert Mangold. Sus referencias entre la creación actual las encontramos en nombres que trabajan la idea de expansión de la pintura, como la norteamericana Jessica Stockholder, el suizo Philippe Decrauzat y el argentino Eduardo Costa. En el ámbito estatal, artistas tan diversos como Ángela de la Cruz, Toño Barreiro o la obra de los años setenta y ochenta de Nacho Criado, todos ellos artistas con un elemento común: su preocupación por romper los límites físicos del que tradicionalmente entendemos por pintura.
1174394915marvicenteescaleradepared.jpg
1174394958autocontrastevariacion.jpg
Descargar todas as imaxes